Can Panxeta: Pan con sabor mallorquín

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¡¡Qué lejos quedan las vacaciones y qué buen sabor de boca nos han dejado!! Hace apenas tres semanas que volvimos y parece que fue hace medio año :) ¿No os pasa? Y por eso no queremos olvidarnos de contaros el descubrimiento que hicimos en nuestro último viaje, un par de semanas en Mallorca que nos sentaron de maravilla.

¿Os han venido a la cabeza la ensaimada y la sobrasada? No me extraña, son los símbolos gastronómicos de Mallorca por excelencia y su fama está bien merecida, porque ambas cosas están exquisitas. Sin embargo, siendo sincera, mi curiosidad desde el primer día se centró en el pan mallorquín. Hogazas de miga prieta, la mayoría con masa madre y elaboradas con harina blanca, integral o semi (la ‘morena’ que llamaban allí). Hasta aquí, más o menos puede coincidir con otras que hayáis probado. Lo curioso de este pan es que entre sus ingredientes no lleva nada de sal. Y no paré hasta descubrir por qué.

Mi curiosidad se sació por casualidad en Can Panxeta, un pequeño obrador ubicado en Sóller. Esta es una de las localidades más turísticas de Mallorca, hordas de guiris y no guiris pasean pos su calles y a mi me recordó un poco, no sé por qué, a algunos de los barrios de Lisboa. Después de hacer el inevitable viaje en el trenecito que lleva al puerto, el único que hay en toda la isla, paseamos por sus calles y recalamos en esta panadería, donde nos atendió la encantadora Esperanza.

Teníamos que comprar pan para el día siguiente y, entre la oferta que tenían en el expositor, ella misma nos explicó que se trataba de una panadería pequeñita, donde prácticamente todo el pan se elaboraba a mano por su panadero (el hombre no había llegado a trabajar, me quedé con las ganas!). Esperanza nos enseñó el obrador, más amplio que la zona de despacho pero con ese encanto de los espacios de trabajo donde el que los regenta hace de ellos su segunda casa. No en vano, unas cuantas horas ya meten los panaderos… :) Esperanza me invitó a sacar fotos y más fotos y le pregunté acerca de la sal. Ella nos contó que hubo un tiempo en que la sal encareció tanto de precio que los panaderos decidieron prescindir de ella. El motivo no se sabe, pero quizá un guerra pudo provocar esta situación, en una isla en la que existen además varias salinas que explotan este producto. Me vino a la cabeza el hecho de que la sal para nosotros es algo habitual pero que en la época de los romanos se empleaba como moneda de cambio y se utilizaba para pagar los ‘salarios a los trabajadores.

El pan que nos llevamos estaba riquísimo y también raro para nuestro paladar. Nos llevamos además unos croissants para desayunar y no compramos una ensaimada porque ya era demasiado para nuestro cuerpo serrano, pero Can Panxeta también las hace en su obrador, claro. Esmeralda nos contó que el panadero está en constante investigación sobre nuevas recetas y, de hecho, nos llevamos un molde de semillas que era una de sus más recientes creaciones. ¿Qué provoca que una persona que lleva mil años trabajando en lo mismo todavía tenga ganas de innovar al levantarse? No se me ocurre otra cosa que la pasión con la que vive a su trabajo. Eso sí, el cliente manda y Can Panxeta también ha tenido que sacar una versión panadera con sal…

Si pasáis por Sóller no dudéis en acercaros a esta pequeña panadería. Pan, bollería, ensaimadas y pastas hechas en el obrador detrás del mostrador por un panadero apasionado. Saludad a Esmeralda de nuestra parte y que os cuente cómo hicieron el disfraz de hamburguesa que lleva uno de los niños de las fotos que decoran las paredes :)

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