Pain et fromage à La Loire…

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Mmmmmmmm…La France…. Huele a queso de cabra, a reblochon y comte, a pan recién hecho, a corteza caramelizada, a suave levain y centeno, a macarrons afrutados, a sorbetes de cassis, a vino rosado y albaricoques… Una vez más, es increíble cómo cambian las cosas a tan sólo unos kilómetros de esta tierra nuestra en la que nos enorgullecemos de comer de lo mejorcito del país. Yo nunca pondré en duda esta afirmación pero sí creo que los franceses adoran la comida por encima de todo (entre otras cosas) y le dan un lugar privilegiado hasta en el pueblecito más pequeño del mapa.

Y eso se nota no sólo en el tipo de comercio que inunda Francia sino también en la forma de consumir de sus habitantes. Me sorprende que en auténticas aldeas haya dos panaderías, dos carnicerías, un ultramarinos de los que te venden alpargatas al lado de las latas de atún… Y que hasta en el sitio más turístico y playero de Las Landas tengas un mercado lleno de gente a la que no se le ocurre otro sitio donde hacer la compra. Por supuesto, no voy a ser yo la que niegue la existencia de grandes superficies atestadas de gente pero, curiosamente, había más extranjeros que franceses comprando en las pocas que hemos tenido que visitar. Supongo que es más fácil hacer la compra tienda por tienda en un pueblo pequeño que en una ciudad como París. Pero hasta allí las calles se llenan de comercios que exponen sus alimentos en la calle, cuando aquí está prohibido por normativa, mientras al mismo tiempo comemos pinchos con mayonesa sin tapar. C’est la vie!

Entre pedaleo y pedaleo, me dediqué a la caza y captura de panaderías. Qué queréis que os diga, es un gustazo ver colas de gente comprando pan. Y es un gustazo ver establecimientos con una oferta panadera de buena calidad a buen precio. Y es que en el pan, creo que los franceses son muy generosos. El pan forma parte de su vida y mires donde mires verás a alguien que tiene una baguette, un pan de campaigne o un trozo de hogaza asomando por la cesta de la bici, por la solapa del maletín del trabajo o desapareciendo a pellizcos debajo del brazo. Pide un petit dejeneur en un café y en muchos sitos te traerán media baguette abierta por la mitad con mantequilla y mermelada… ñammmm!

Y sus panes están bautizados con nombres, con sellos de calidad, con certificados ecológicos, con distinciones de elaboración artesana… Una panadería a años luz de la nuestra que cuenta con sus franquicias y, también hay que decirlo, con su producto churriano que te cuelan en algunas (poquísimas) ocasiones, sobre todo en hostelería. Y que también ofrece “pan caliente recién horneado” en algunos de sus establecimientos!!! Pero una panadería organizada y sólida al fin y al cabo, cuyas empresas compiten entre ellas con el denominador común de la calidad. El precio medio del pan que hemos comprado oscilaba entre 1,20€ la baguette de levain, 1,80€ el ecológico de centeno, 0,35€ los bollitos de pipas y cereales… Y el precio medio de la bollería que se deshace en capas hojaldradas en la boca, entre 0,85€ y 1,20€. Flipante.

Como con las fruterías y ultramarinos, la tendencia en Francia es mostrar el obrador. Que veas a los panaderos formando los batards, al hornero metiendo remesas de baguettes o al aprendiz sacando las hogazas a los cestos mientras compras el pan. Sin trampa ni cartón. Una estrategia muy interesante para todo tipo de público y tremenda para el cautivo como una servidora… ¿Qué pan comprar de todos los que me ofrecen?

Porque si al pan le unimos el queso y unos cuantos días en el país galo, una ya empieza con los maridajes. Que si a este queso de cabra va estupendo con el ecológico integral, que si al reblochon le pega estupendamente la suavidad de la baguette… No me acuerdo ni de la mitad de los nombres de todos los quesos y todos los panes que hemos comido pero os aseguro que con eso y fruta podría sobrevivir perfectamente :)

De todos los sitios en los que hemos parado a tomar o comprar algo no sabría con cuál quedarme. Pero me encantó una panadería en Mimizan que había obtenido varios premios en concursos de croissant y en la que los panaderos te servían el género todavía con las manos llenas de harina. Y también con una pequeña bombonería y confitería en Amboise donde comimos unos helados de cassis, de rosa y de mantequilla salada que eran como caminar entre nubes!!

La crítica ya la comenté en la anterior entrada: los precios. Menús por no menos de 20€ en los que apenas tenías donde elegir y que no incluyen la bebida. La comida no era de mala calidad, ni mucho menos, pero la variedad a la que estamos acostumbrados brillaba por su ausencia. No sé si será por el factor de ruta turística o porque el sueldo de los franceses es más alto, pero el vino en el país de los vinos se dispara, como lo hace la cerveza, y salir a comer o cenar no sale por menos de 25€ por barba en muchos sitios.

Sin embargo…. Las vacaciones son para disfrutar. Y eso es lo que hemos hecho :) Y si queréis convenceros de que el viaje o, al menos, una visita a la France merece la pena, os dejamos un álbum de fotos en FB que podéis ver aquí: preparaos para salivar!!!!

 

 

 

 

Una Respuesta a Pain et fromage à La Loire…

  1. Estoy totalmente de acuerdo con tus comentarios respecto a Francia. Estuve el año pasado en esa misma zona y me quedé alucinada con el surtido de panes y en cuanto a la comida, me pareció exquisita en comparación con las maravillas que tenemos aquí.

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