Hoy es un día muy muy especial para 220º. Hace un año, nuestra escuela se llenaba de gente que compartió con nosotros el inicio de esta aventura panadera, repostera y gastronómica. Llevo dándole vueltas a esta entrada desde hace días. Y he decidido dejarme llevar por el romanticismo y por el sentimiento de felicidad que me provoca la idea de que llevo 12 meses con este proyecto que nació de un sueño.

Cuando recuerdo el proceso de montaje, la ilusión supera con creces algunos de los sinsabores que tuve que afrontar. Recuerdo los nervios de la inauguración de la escuela, recuerdo mi primer curso de pan, recuerdo las horas de limpieza y preparación. Siempre he considerado este sitio como si fuera mi casa, como si yo fuera la anfitiriona que da la bienvenida a sus invitados y quiere que se sientan a gusto, que disfruten de la experiencia, que se relajen, que aprendan, que se diviertan.

Hubo quien, al principio, me advirtió de todas las horas de trabajo que iba a meter, de las noches sin dormir. A ellos les digo sinceramente que es cierto que trabajamos duro pero también lo es el hecho de que este proyecto me ha reportado tantas satisfacciones y tan pocos sinsabores que nunca, desde que empecé, he llegado a pasar una noche en vela.

Mi único objetivo es que quien haya pasado por 220º o vaya a hacerlo recuerde la experiencia con buen sabor de boca. Y creo que lo vamos consiguiendo cuando hay personas que han repetido varias veces

También me gusta siempre dar las gracias a los alumnos. Sin ellos, este espacio no tendría sentido! Y hoy voy a darlas también a todas las personas que me ayudaron a montar este proyecto, a quienes alguna vez me han echado una mano con la limpieza y los talleres, a quienes han partido kilos de nueces conmigo, a quienes me han aportado sus valiosas ideas y consejos, a los profes que han compartido (y compartirán) en nuestra mesa su sabiduría y su buen rollo, a los que se preocupan por esta escuela tanto como yo. Luis, Mónica, Marta, Simón, Plágaro, Laura, Tycho, Ibán, Idoia, Josemi, Eneko, Laida, Anika, mis padres, mis hermanos, Susana, Flor, Ángela… son sólo algunos nombres. Pero hay muchos más. Y saber que hay una larga lista de personas que están ahí tiene tanto valor que los problemas, reales o potenciales, carecen de importancia.  Gracias también a la Agencia de Revitalización del Casco Histórico, a Carlos en especial. Al César, lo que es del César. Sin su ayuda logística y económica y sin la energía que mostraron hacie el proyecto aquella mañana de noviembre hubiera sido muy complicado abrir la persiana.

Hoy me toca trabajar para preparar el curso de pan de mañana. El mundo sigue grando, afortunadamente. Pero lo celebraremos.Espero que por muchos años

Feliz, feliz cumpleañoooos, ¿a quién? ¡¡A tod@s!! ¡¡Mil gracias!! Y una foto del roscón que hice anteayer, que llega la Navidad!!!