Con estas manitas…

… y mis avalorios… ¿Os acordáis de aquel anuncio? De pequeña me encantaban las manualidades. Vamos, mucho más que la cocina. Recuerdo mi primer intentona de hacer pan, leí la receta en el libro de ‘La Geno’. Y recuerdo perfectamente pensar ‘bah, esto de la levadura y los reposos me lo salto y a correr’. Y, por supuesto, recuerdo como si fuera ayer el arma arrojadiza que saqué del horno y que tiré a la basura para esconder mi fracaso ante la familia
Creo que hacer cosas con las manos nos conecta con nuestra parte más primitiva. Por supuesto, no es algo que guste a todo el mundo pero en los cursos siempre suelo decir que hoy en día es una pena que usemos nuestras manos casi exclusivamente para escribir en el teclado del ordenador. ¿Cuántos de los que estáis leyendo este post escribís a mano habitualmente? ¿Cuántos batís los ingredientes de un bizcocho a mano? ¿Cuántos os chupáis los dedos cuando guisáis algo? ¿Y cuántos os habéis sentado una tarde de sábado para hacer un collage con tijera y pegamento, unas tarjetas de cumpleaños o un pompón de lana?
Lo sé, a veces nos come el tiempo. Pero si confiáramos en la capacidad terapéutica de las manualidades, seguramente habría menos rencor en el mundo Confieso que, una vez cumplidos unos cuantos años, ahora prefiero el horno y la cocina para relajarme. Y estoy convencida de que hay una manualidad para cada persona. En nuestra escuela solemos recibir habitualmente a dos mujeres que tienen paciencia infinita para elaborar con sus manos auténticas maravillas.
Nuestra vecina Ainhoa trabaja el papel, el cartón, la washi tape y todo lo relacionado con la papelería manual como los ángeles. Cuando me enseñó en Navidad la decoración que había preparado para una de las cenas familiares no dudé en proponerle un taller para que nuestra mesa luzca con imaginación: ¿Decoramos la mesa? Ainhoa siempre tiene una idea preparada para solucionarte una mañana entera de pensar y pensar sobre cómo decorar una cesta, un mantel o una copa de forma sencilla y original. Hay quien nace para la creatividad!!
Y nuestra experta Silvia llegó al mundo de los jabones en busca de la naturalidad y de las tradiciones perdidas y ahora comparte sus secretos de ingredientes, esencias y recetas con nosotros en el taller El Arte del Jabón Casero. Ver a Silvia trabajar es observar a una auténtica alquimista que hace de las pócimas algo bien sencillo.
Y, aunque nosotros no podemos ofrecerte un saquito de paciencia, al menos intentaremos transmitirte la apacible tranquilidad de desconectar por unas horas y abandonarte al relajante mundo de posibilidades que te ofrecen tu creatividad y tus diez dedos!