La huerta canaria

col huertos

Que lo bueno dura poco es una obviedad que no merece la pena comentar. Y que las islas afortunadas son un paraíso a nuestro alcance, querido lector, es una verdad tan verdadera como que el día tiene 24 horas y los lunes son un horror. Ya estamos de vuelta, todavía enfurruñados por el frío que nos dios la bienvenida. El xirimiri no puede competir con el bikini al sol pero, como dicen los del campo, también tiene que llover y con eso me conformo.

Últimamente he tenido contacto con muchas personas y colectivos que han decidido lanzarse al proceloso mundo del hortelano. Parcelas de tierra asequibles hasta para los más neófitos que, con conocimientos, tiempo y paciencia, puenden convertirse en un vergel que nos da muchas alegrías, sobre todo en el plato.Nosotros mismos hacemos nuestros pinitos con las tomateras de la terraza, aunque debo confesar que a mi se me da mejor elaborar la hogaza sobre la que luego extenderemos el tomatito.

Todo esto viene a cuento de un lugar que hemos visitado en nuestras vacaciones, que tiene mucho que ver con esto que os cuento y que además me ha reafirmado la idea de que algún día me jubilaré en aquellas islas. Os presento a Aitor, Ricardo, Isabel y Tomás, cuatro hermanos que, por azares del destino, un buen día tuvieron a su disposición 27.000 metros cuadrados de terreno que hasta hacía unas semanas eran un continuo invernadero de tomates. Para que luego digan que en este país no hay iniciativa, los cuatro hermanos, capitaneados por Aitor (experto en agricultura y horticultura ecológica) deciden montar una empresa que convierta estas hectáreas en parcelas de unos 100 metros cuadrados. ¿Qué hacer con ellas? Una inversión de futuro, para ellos y para quienes las alquilen. Porque cada una de estas parcelas nace con la vocación de convertirse en un pequeño huerto ecológico que cultive uno o varios interesados, con su riego por goteo y todo. La idea resuena en muchos lugares cercanos y muchas comunidades, hay incluso quienes la trasladan al ámbito urbano. En el caso de estos hermanos, desde septiembre se ha hecho una realidad a orillas de la vía que va de Carrizal al Burrero (Gran Canaria) como Huertos Familiares Ecológicos.

Confieso que conmigo tendrían un cliente seguro, porque Ricardo nos recibió al pie de un huertazo ya crecido con sus garbanzos, sus coles, su perejil y su todo. Una buena tarjeta de presentación que sirve de empujón para animarse. De momento ya son 10 las parcelas alquiladas, en un vasto invernadero en el que, pese a haber sido arrancadas hace meses, crecen las tomateras por doquier. Y también me confieso público cautivo porque con ese clima tiras una lenteja al suelo y haces un cocido al mes siguiente :)

Pensaréis que soy una romántica, pero tengo la sensación de que esta ola de las huertas en ecológico combina muchos factores que nuestra generación ha perdido por completo y que nos apetece recuperar. El fin gastronómico está claro, el consicente en el caso de cultivo ecológico también. Pero los hermanos canarios nos contaban el destino de una parcela para uso comunitario, sus planes de tener un espacio común para compartir con los demás arrendatarios, la importancia de la formación, la posibilidad de alquilar una huerta en grupo… En fin, que la huerta se convierte en un punto de encuentro alrededor del cual se obtienen muchas más cosas que unas berzas.

Si os apetece conocerles, podéis hacerlo aquí.

Seguro que les gusta! :)

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